EXPERIMENTOS COLECTIVOS. Interiores, miradas y ‘multiversos’ [segunda parte]

Abstract

A veces, en las retóricas cotidianas, los interiores de los estudios de arquitectura son descritos como espacios de coherencia. Espacios ‘resueltos’. Lugares en los que el conocimiento ha cristalizado y desde los que se elaboran y se ponen en juego los dispositivos que inscribirán ese conocimiento ‘ahí fuera’, por medio de edificios. Una inscripción en la que los objetos arquitectónicos, en un proceso gradual, ganarán escala, detalle, movilización material y convocatoria pública. El proyecto en ‘esencia’ es previo a este proceso, habita en los cuerpos —en las cabezas o, a veces, en las manos— de los arquitectos y sólo gana detalle con el desarrollo. El proyecto es ya un ‘universo’ y el estudio se encomienda a preservarlo y a expandirlo. Si el proceso de construcción es exitoso, el edificio terminado no será muy diferente, según el caso, a ese primer croquis tembloroso o al resultado de la aplicación, de manera lineal, de un algoritmo genético que integrará cualquier variable externa. Las constricciones —normativas, presupuestarias, estado del arte, institucionalización social de lo edificatorio—, las disputas y el riesgo serán, dentro de esta lógica, las irregularidades de la superficie de inscripción exterior que dificultan, y en muchos casos hacen imposible, una traducción perfecta y proporcionalmente detallada de lo que en el interior de los estudios ya había quedado estabilizado. El análisis crítico ad hoc debe entonces hacer un esfuerzo por ver a través de toda esa hojarasca circunstancial y poder así centrarse en dar protagonismo a aquello que ya estuvo en la cabeza de los arquitectos y que tantos empeños costó llevar hasta el final. Deberá esforzarse por no ver las marcas de los procesos problemáticos que hicieron emerger la propuesta arquitectónica como una realidad compartida por otros.

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